El hombro congelado, tal como su nombre indica, es una afección que se produce con el engrosamiento del tejido conectivo. Genera rigidez y dolor en la articulación del hombro, sus síntomas suelen aparecer a un ritmo lento, pero van empeorando hasta hacerse complejos.
Es común que los pacientes presenten rigidez o patologías dolorosas asociadas al hombro, bien sea por inhibición del dolor, rotura del manguito rotador o una paresia del deltoides. Sin embargo, este tipo de dolencias no deben confundirse con el hombro congelado o capsulitis adhesiva.
La capsulitis adhesiva tiene sus rasgos característicos que conducen a su diagnóstico, presenta una restricción selectiva dolorosa de algunos movimientos específicos del hombro, tanto pasivos como activos.
Se trata de un error frecuente que todos los pacientes con patologías dolorosas o inhibidoras del hombro se junten en un mismo diagnóstico clínico, esto se debe a dos motivos principalmente: el uso inespecífico de los términos como hombro congelado, capsulitis adhesiva y demás; carencia de criterios diagnósticos bien definidos que ayuden a identificar el síndrome con eficacia.
Las afecciones asociadas al hombro congelado son diversas, pero lo más conveniente es clasificarlas en un subgrupo sólo cuando exista una diferencia evidente y conocida en el pronóstico o necesite un cambio importante en el tratamiento.
Causas del hombro congelado
Las causas del hombro congelado son diversas, pueden tener orígenes intrínsecos, extrínsecos o ser originado por enfermedades sistémicas.
En primer lugar, las enfermedades propias del hombro, es decir, las causas intrínsecas más comunes son las calcificaciones, algunas patologías de tendón del bíceps o patologías en el manguito rotador.
Por su parte, dentro de las causas extrínsecas están aquellos estímulos externos al hombro pero que se reflejan en él. Entre ellas están las fracturas de húmero y clavícula, accidentes cerebrovasculares, cáncer de mama, radiculopatías cervicales o cáncer en la pared torácica.
Por otro lado, las causas sistémicas son enfermedades que afectan a todo el organismo y entre las más comunes está la diabetes, enfermedades cardíacas y los trastornos de tiroides.
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Síntomas y evolución del hombro congelado
Los síntomas del hombro congelado se definen como procesos de dolor e inflamación lentos e insidiosos, pero pueden verse acelerados por traumatismos o sobrecargas que generan estrés sobre los tendones.
Dentro de los síntomas más comunes está el dolor proximo a la inserción del deltoides, imposibilidad de dormir sobre el hombro con dolencias, limitación de la rotación externa y elevación dolorosa e incompleta.
El hombro congelado puede dividirse en tres fases. La fase inicial inflamatoria comprende entre los primeros 2 a 9 meses, los síntomas de esta etapa se centran en dolor difuso e intenso, particularmente durante la noche y el dolor supera la rigidez.
Por su parte, la fase intermedia va de 4 a 12 meses y la rigidez se hace más evidente, en este momento el paciente experimenta más rigidez que dolor. Finalmente, la fase de deshielo o resolución va regresando gradualmente el rango articular y el dolor va disminuyendo hasta desaparecer.
En términos generales, los síntomas del hombro congelado se centran en un dolor progresivo e insidioso sin un desencadenante traumático evidente.En algún punto, el dolor se convierte en algo intenso y limitante para las actividades cotidianas del paciente.
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Tratamiento del hombro congelado
El tratamiento del hombro congelado está enfocado en el alivio del dolor, la restauración del movimiento y recuperación de la función del hombro.
Lo más conveniente es tomar un enfoque multidisciplinario, actualmente existen diferentes opciones de tratamiento para los pacientes con hombro congelado, pero la eficiencia de los distintos tratamientos siguen carentes de ensayos clínicos concisos.
En la mayoría de los casos, los pacientes pueden ser tratados con éxito sin necesidad de recurrir a intervención quirúrgica.
Fisioterapia
El tratamiento fisioterapéutico suele estar comprendido en un plan de seis a doce semanas de duración, su principal enfoque es la prevención de una limitación del movimiento más pronunciada y la eventual recuperación del movimiento.
Sin embargo, la supervisión médica es importante, ya que la fisioterapia en la etapa incorrecta del tratamiento puede empeorar la situación porque la analgesia y modificación de actividad son más apropiadas durante la fase inflamatoria aguda dolorosa.
Por supuesto, el fisioterapeuta debe supervisar el programa de ejercicios para conseguir la resolución de los síntomas y fomentar la realización de ejercicios en casa.
A pesar de la importancia de la fisioterapia en el tratamiento del hombro congelado, los estudios actuales señalan que la fisioterapia como tratamiento único no consigue resultados positivos significativos, llegando incluso a la conclusión de que no consigue ningún beneficio en estas condiciones.
Terapia con esteroides
Los esteroides buscan el alivio del dolor, son el tratamiento que complementa la fisioterapia. Lo más común es que su prescripción sea por vía oral, pero la inyección intraarticular también es una opción.
Las pruebas de su utilidad siguen en cuestionamiento, ya que es difícil determinar los beneficios de la terapia con esteroides al usarse en compañía de la fisioterapia, así que la separación de los efectos relativos de cada uno se hace complicada.
Los estudios más recientes respaldan los corticoides orales, indican una mejora importante en el dolor, la rigidez y la recuperación del rango del movimiento. Sin embargo, las evidencias apuntan a que no son resultados constantes ni a largo plazo. De hecho, se ha comprobado un efecto rebote al interrumpir el tratamiento, así como posibles efectos secundarios sistémicos.
Manipulación bajo anestesia
La manipulación debe realizarse de forma controlada. El brazo es sujetado cerca de la axila y se realiza una flexión leve hacia adelante, así se rompe la cápsula inferior. Después de esto, se realiza la rotación externa con el brazo pegado al cuerpo, finalmente, la última maniobra es la rotación interna con el brazo en abducción.
Los pacientes osteoporótico de edad avanzada deben evitar este tratamiento, ya que hay un riesgo muy alto de fractura. De hecho, es recomendable hacer radiografías antes y después de la manipulación para reducir el riesgo de complicaciones.
La manipulación bajo anestesia es común cuando la fisioterapia no ha conseguido los resultados esperados, pero se recomiendo hacer fisioterapia tras la manipulación para conservar el movimiento ganado previamente.
Artrografía de distensión
Es una forma de anestesia local que produce una mejora rápida del movimiento, dejando de lado el procedimiento quirúrgico de mayor intervención. La artrografía inicial se realiza con control fluoroscópico para excluir una rotura del manguito de los rotadores, después de esto se inyecta agua estéril a presión con la intención de provocar la rotura capsular.
Al final del procedimiento, se suministra una inyección intraarticular. Por último, se debe comenzar un procedimiento de fisioterapia intensiva para conservar la mejora de amplitud de movimiento conseguida.
Las evidencias actuales no tienen fundamentos sólidos acerca de la eficacia de esta técnica, ya que existen pocos casos disponibles para su estudio. Más allá de esto, la información disponible habla de buenos pronósticos para el hombro congelado primario, mientras que para el hombro congelado secundaria tras una fractura demuestra menor eficacia.
Liberación quirúrgica abierta
En la actualidad, la liberación quirúrgica se considera como opción tras el intento fallido de liberación artroscópica, la falta de mejora tras seis meses de fisioterapia y cualquier otra opción de tratamiento.
Durante la intervención quirúrgica se liberan las adherencias subdeltoideas, siempre protegiendo el nervio axilar. Después, se identifica el intervalo rotador y se abre a lo larga de la cara superior del tendón subescapular, se extirpa el ligamento coracohumeral y la cápsula del intervalo rotador y el tendón subescapular se alarga en caso de estar contraído.
Dentro de las desventajas de esta opción de tratamiento está el riesgo de rotura del tendón subescapular, dolor postoperatorio y limitación del movimiento superior durante la etapa de recuperación.
Referencias:
Rookmoneea M, Dennis L, Brealey S, et al. The effectiveness of interventions in the management of patients with primary frozen shoulder. J Bone Joint Surg [Br] 2010;92-B:1267–1272.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20798446/
Chambler AF, Carr AJ. The role of surgery in frozen shoulder. J Bone Joint Surg [Br] 2003;85-B:789–795
https://boneandjoint.org.uk/article/10.1302/0301-620X.85B6.14379/pdf
Shah N, Lewis M. Shoulder adhesive capsulitis: systematic review of randomised trials using multiple corticosteroid injections. Br J Gen Pract 2007;57:662–667
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