El dolor de espalda en el yoga es bastante común, sin embargo solemos decir que el yoga es bueno para la espalda ¿Quién tiene la razón?
El dolor de espalda y el yoga
Los dolores de espalda son una afección común en la cotidianidad actual. Por lo general, se asocia la lumbalgia con una consecuencia de otra enfermedad más generalizada, pero en la mayoría de los casos no se encuentra una causa precisa y se termina describiendo como un dolor no específico.
Sin embargo, el dolor de espalda puede estar fundamentado en un estilo de vida sedentario, falta de actividad física, mucho tiempo en una misma postura mientras se trabaja o estudia y otras causas relacionadas a cierto estilo de vida de inactividad.
Entonces bien, hay diferentes formas de aliviar los dolores de espalda hasta lograr que desaparezcan. La práctica de yoga es capaz de mejorar la función de la espalda y reducir significativamente los síntomas del dolor lumbar en los primeros 6 a 12 meses de estar adentrado en el yoga.
Sin duda, el yoga puede ser una solución eficiente y sumamente beneficiosa para el dolor de espalda. Tras diversos estudios se ha comprobado su efectividad para incentivar la actividad física mientras trabaja la mente y el espíritu.
¿El yoga puede generar dolor de espalda?
Previamente se habló de los beneficios del yoga frente al dolor de espalda, es una forma eficiente de aliviar los síntomas de los dolores lumbares con actividad física y equilibrio muscular. A pesar de esto, también está comprobado que el yoga puede causar o profundizar el dolor de espalda en algunas personas.
Según un estudio reciente, alrededor del 5% de quienes practican yoga pueden llegar a experimentar dolores de espalda después de varias sesiones. Sin embargo, todavía no hay evidencia de que sean causados exclusivamente con el yoga y no por otros hábitos de postura que puedan causar dolores a largo plazo.
Además, es importante tomar en cuenta que no todo tipo de yoga es ideal para las personas con dolores lumbares previos. Por ello, lo más conveniente es asistir a clases de yoga terapéutico con un experto calificado que sea capaz de regular los efectos del yoga según las necesidades particulares de cada uno.
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¿Cómo mejorar la práctica de yoga para la espalda?
Existen distintas formas de mejorar la práctica de yoga, en particular cuando se está enfocado en aliviar los síntomas de los dolores lumbares. A continuación, repasamos algunos criterios importantes al momento de querer mejorar la práctica de yoga para la espalda.
Calidad en la práctica del yoga
El yoga puede llegar a desafiar al cuerpo por lo exigente de algunas posiciones, pero en realidad la idea no es verse forzado a forzar la flexibilidad para cumplir con ciertas expectativas. La intención siempre debe ser mantener más control sobre los movimientos, enfocándose en el rendimiento y rango de movimiento por encima de la flexibilidad.
Más consciencia para tu espalda
Además de centrarse en la calidad de la práctica durante las sesiones, también es importante priorizar la consciencia sobre los movimientos. Gracias a sentir más la postura se puede conseguir un enfoque más clínico que ayuda a la detección de fallas cinéticas de cada uno, todo esto, se traduce en mejor rango de movimiento al corregir cada debilidad.
Ejercicios de movilidad y fortalecimiento para la espalda
Lo ideal es escoger las posturas de yoga que ayudan al alivio del dolor lumbar. En ese sentido, es conveniente evitar los ejercicios de estiramiento porque pueden profundizar las afecciones de la espalda.
Dentro de las posturas que tienen acciones positivas frente al dolor de espalda están: la postura del niño, la postura del gato, la postura del camello, la postura de la cabeza de vaca, la postura del giro y algunas otras.
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Dos ejercicios para la espalda
Existen diferentes ejercicios o posturas de yoga que son ideales para aliviar los dolores de espalda a través de su estiramiento y fortalecimiento. A continuación, se revisarán dos de estas.
Postura del niño
Se comienza con la posición de mesa, luego se juntan los dedos gordos de los pies y se procede a sentarse sobre los talones mientras se pone el torso sobre los muslos. En este punto, es momento de colocar los brazos rectos al frente con las palmas hacia el suelo.
Sin duda, es una de las poses que más ayuda a abrir los hombros y es perfecta para descansar entre otras posturas más exigentes.
La postura del gato y la vaca
Nuevamente se comienza en la posición de mesa, pero con las manos debajo de los hombros y las rodillas debajo de las caderas. Una vez en esta posición es momento de inhalar y al exhalar comenzará la posición del gato moviendo la columna hacia el techo mientras se suelta la cabeza hacia el suelo con suavidad.
Al terminar, es momento de inhalar otra vez para comenzar la vaca. Para ello, se levanta el pecho, la cabeza y los glúteos hacia el techo pero sin forzar el cuello. Lo ideal es alternar entre estas dos posiciones unas cinco a diez veces a un ritmo que no descuide la calidad de los movimientos.
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